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Lucas:
- Buscan venganza.
Pablo:
No podemos pagar... ojo por ojo, diente por diente.
La única manera de vencer el mal... es haciendo el bien.
Lucas:
- Bueno, considerando todo por lo que han pasado...
¿puedes realmente culparlos por su reacción, Pablo?
Pablo:
- ¿Qué les dijiste?
Lucas:
- Que el amor es el único camino.
Pablo:
- Y después de todo lo que has visto... ¿aún no lo crees?
Lucas:
Nunca había visto algo así.
¡Dios mío!
Este es un mundo dominado por el maligno.
Este es el Circo de Nerón, es un odio ferviente.
Sangre corriendo por la calle, viudas, huérfanos muriendo de hambre.
Bebés que nacen con el más mínimo defecto, son eliminados, exterminados, desechados.
Este mundo... no sabe nada del amor.
Pablo:
- ¿Te darás por vencido con el mundo, cuando Cristo no lo hizo con nosotros?
Lucas:
- ¿Por qué no? ¿Por qué no?
Pablo:
- No. El amor es el único camino.
Un amor que es sufrido.
Un amor que es benigno...
que no tiene envidia,
que no se envanece.
Un amor que no hace nada indebido... que no busca lo suyo.
Un amor que no se irrita.
Un amor que se goza en la verdad.
Un amor que no se goza de la injusticia.
Un amor que todo lo sufre...
que todo lo cree,
que todo lo espera...
que todo lo soporta.
Esa clase de amor.
Dame tu mano.
¿Entiendes?
Entonces, escríbelo.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.